Los corredores son recibidos en Bay Ridge, en Brooklyn, por una multitud que celebra su paso con gritos y vítores ensordecedores que contrastan notablemente con el silencio del puente (roto solo por los helicópteros que los sobrevuelan). En Brooklyn se corren aproximadamente 19 kilómetros del recorrido total.
Voluntarios y habitantes locales se agrupan en la Fourth Avenue, la larguísima calle que llevará a los corredores hasta el corazón del Downtown Brooklyn.
Durante la carrera se distribuyen más de 246.000 litros de agua y 120.000 litros de bebidas isotónicas. No es casualidad que entre los patrocinadores del evento figuren también Poland Spring y Gatorade.
Los corredores recorren aproximadamente 7,5 kilómetros de la Fourth Avenue pasando por Bay Ridge, Sunset Park, Greenwood Heights, Park Slope, Gowanus y Downtown Brooklyn.
El flujo de corredores discurre durante horas por la Fourth Avenue. El fotógrafo Benjamin Norman produjo un video titulado The Marathon in a Minute con un timelapse del paso de los corredores por este punto. Se puede admirar este video en las páginas del New York Times en línea.
Durante el recorrido, más de 150 grupos de música se exhiben en directo para los corredores. No es extraño que el público e incluso algunos corredores se detengan, bailen y canten con ellos.
Aproximadamente cada milla, los voluntarios de NYRR dan apoyo y asistencia a los corredores. Los puntos de avituallamiento en la primera parte del recorrido ofrecen solo líquidos. Más adelante también se ofrecen gelatinas, barritas energéticas y plátanos.
Más de 12.000 personas voluntarias ofrecen su ayuda a los corredores durante la carrera y en los días inmediatamente anteriores a la Expo, donde se distribuyen los pectorales.
Corredores de más de 150 países participan en la maratón de Nueva York y se estima que dos millones de personas los acogen durante el recorrido que atraviesa los cinco boroughs (o distritos).
Corredores de más de 150 países participan en la maratón de Nueva York y se estima que dos millones de personas los acogen durante el recorrido que atraviesa los cinco boroughs (o distritos).
Los corredores afrontan el tramo de la Fourth Avenue sobre el décimo kilómetro de la carrera. A partir de aquí faltan “solo” 32 kilómetros y 195 metros.
La torre del reloj, en la parte superior de Williamsburg Savings Bank Tower, es un verdadero faro para los corredores a lo largo de la Fourth Avenue: los guía hasta el corazón de Brooklyn, cerca del Barclays Center.
El recorrido de la carrera se insinúa entre los brownstones de la Lafayette Avenue. El griterío del público en este tramo se vuelve ensordecedor y empuja a los corredores, que empiezan a sentir la acumulación de kilómetros (unos quince, en este punto).
El recorrido de la carrera se insinúa entre los brownstones de la Lafayette Avenue. El griterío del público en este tramo se vuelve ensordecedor y empuja a los corredores, que empiezan a sentir la acumulación de kilómetros (unos quince, en este punto).
En South Williamsburg, el silencio con que los acoge la comunidad judía ortodoxa jasídica arrolla a los corredores. Justo después del puente de Williamsburg, en Bedford Avenue, los corredores vuelven a encontrar los dos flancos ensordecedores de gente que los saluda y anima.
En South Williamsburg, el silencio con que los acoge la comunidad judía ortodoxa jasídica arrolla a los corredores. Justo después del puente de Williamsburg, en Bedford Avenue, los corredores vuelven a encontrar los dos flancos ensordecedores de gente que los saluda y anima.
Las barreras de paja delimitan el recorrido y protegen a los corredores con discapacidad de la curva que se encuentran, de manera repentina, a la derecha, y que los hará desembocar en la Greenpoint Avenue, ya en Greenpoint, el hermoso barrio de origen polaco.
Los voluntarios ofrecen su ayuda a los corredores mientras completan el último tramo del recorrido que discurre en Brooklyn.
El Pulaski Bridge conecta Brooklyn con Queens. El pequeño puente móvil ofrece una subida corta pero exigente que coincide precisamente con el paso de la media maratón. La vista de Midtown, en Manhattan, con el Empire State Building y el Chrysler Building es majestuosa, pero a menudo sopla un viento tenso que se cuela por el canal subyacente Newton Creek.
El Pulaski Bridge conecta Brooklyn con Queens. El pequeño puente móvil ofrece una subida corta pero exigente que coincide precisamente con el paso de la media maratón. La vista de Midtown, en Manhattan, con el Empire State Building y el Chrysler Building es majestuosa, pero a menudo sopla un viento tenso que se cuela por el canal subyacente Newton Creek.
Los corredores afrontan el descenso del Pulaski Bridge dejando atrás Brooklyn, Like no other place in the world! (“¡Como ningún otro lugar en el mundo!”) según se puede leer en las señales de tráfico.
Los últimos metros del puente y ya se dejan ver en el horizonte el alma industrial de Queens y el perfil amenazante del Queensboro Bridge.