Queens es el segundo distrito más grande de Nueva York por número de habitantes (más de 2 millones y medio) y el primero por extensión (281 kilómetros cuadrados). Sin embargo, los corredores recorren solo 3 kilómetros del mismo y atraviesan un solo barrio: Long Island City.
Durante todo el recorrido, los corredores pueden seguir la línea “azul maratón”, que la noche anterior a la carrera se pinta en las calles de la ciudad y que ha guiado a los corredores desde 1976, edición en la que el recorrido incluía, por primera vez, los cinco distritos.
Los corredores corren por la 44th Drive, justo debajo de la línea 7 del metro que, a pesar de su nombre (subway), en Queens siempre discurre sobre estructuras elevadas.
Los voluntarios dan la bienvenida a los corredores en el último punto de avituallamiento de Queens, justo antes del paso por el puente de Queensboro.
En la entrada del Queensboro Bridge (también conocido como 59th Street Bridge) los corredores son vitoreados por una multitud de espectadores. El nivel inferior del puente permanecerá cerrado todo el día para permitir que los participantes de la maratón lo crucen de manera segura y en absoluto silencio.
Los corredores “escalan” el Queensboro Bridge por el carril izquierdo (sur) del nivel inferior. El puente tiene 1135 metros de largo y conecta Queens con Manhattan. En su recorrido, sobrevuela el East River y la pequeña isla Roosevelt Island.
Vistas de Manhattan desde el Queensboro Bridge. El tramo de carrera sobre el puente es considerado por los corredores uno de los más duros debido al desnivel y al momento en el que llega: sobre el kilómetro 25.
El descenso a Manhattan desde el Queensboro Bridge viene acompañado por un zumbido creciente. La alegría de la multitud apiñada en la subyacente First Avenue se hace cada vez más evidente a los corredores, que se acercan a Manhattan.
“Si cuando llegas a la First Avenue [durante la maratón de Nueva York] no se te pone la piel de gallina, hay algo en ti que no funciona” así describió Frank Shorter el momento en el que los corredores llegan a Manhattan y, dejando atrás el puente, hacen un giro de 270 grados y entran en la First Avenue, que pasa justo por debajo del Queensboro Bridge.